domingo, 21 de agosto de 2016

Alturas Misteriosas. Capítulo 5: El Bosque (Parte 2)

Dio un vistazo hacia atrás y se aseguró de que Katrina no estaba a la vista, en ese momento se volteó y volvió sobre sus pasos, tal vez si regresaba de inmediato no se perdería y arruinaría los planes de su contrincante. Se equivocó. Luego de caminar un rato lo supo, estaba irrevocable y atrozmente perdida ¿Cómo? Estaba segura de que había pasado por el mismo lugar en que la habían dejado, eso significaba que la pelirroja se había movido, lo cual no era tan sorprendente pero… ¿Félix? ¿Le había seguido la corriente?
Todo a su alrededor era igual, los mismos robles, las mismas raíces, las mismas hojas, los mismos insectos revoloteando. Era imposible orientarse en ese laberinto ¿Qué le pasaría? ¿Cuánto tiempo sobreviviría? En cuanto sus padres de dieran cuenta de su desaparición enviarían un equipo de rescate, pero aquel bosque parecía extenderse hasta el infinito ¿Qué hacer entonces? Tenía un pequeño tentempié en la mochila, pero probablemente moriría de frío antes de que cualquier salvamento posara un pie en aquel lugar. Ya podía sentir la brisa pasando a través de su ropa. Comenzaron a caer lágrimas de sus ojos y su cabeza dolía, sentía la frustración apoderándose de ella. Finalmente la habían eliminado, de todas las trastadas que habían hecho contra ella esta era la definitiva ¿Por qué se merecía tanto odio? Y lo peor de todo ¿Por qué no se alzó el chico para protegerla? Tal vez él era igual a todos los demás.
-Tenías razón, Tikki- musitó con las gotas de agua inundando su rostro- Siempre tuviste razón.
El pequeño ser se deslizó por el bolso la chica y se colocó frente a su portadora mientras levitaba en el aire.
-Bridgette, no te pongas así. No tenías manera de saber que ella te haría esto- sonrió levemente- Pero para la próxima tienes que enfrentarla, no puedes hacer todo lo que te diga solo por la presión del grupo.
-No es tan fácil, ella es demasiado poderosa. Puede hacer lo que quiera conmigo- gimió mientras su llanto se acentuaba- pensé que Félix…
-¡Oye! No importa lo que haga el chico, tú deberías saber defenderte por ti misma,
-Lo sé, pero… pensé que él era distinto- la pequeña kwami le limpió las lágrimas de las mejillas- cuando estábamos fuera de la sala del director él se mostró muy valiente y… él… pensé que le importaba las personas pero- tragó saliva y frunció el ceño- No importa- negó con la cabeza- No es la persona que yo creía. Tenemos que salir de aquí ¿Si me conviertes existe alguna posibilidad?
-No lo sé, Bridgette… esta arboleda parece ser demasiado grande. Incluso si te transformaras en Ladybug y te alzaras por sobre los árboles… no creo que lograras orientarte o ver un final.
La muchacha bajó la cabeza con resignación y se apoyó en el tronco de uno de los cuantos robles que la rodeaban y encerraban. Se tapó la cara para ocultar su llanto, se sentía demasiado triste para pensar. Su compañera se posó en su hombro y trató de consolarla. Cuando la peliazul tuvo el ánimo para levantarse siguieron caminando. Esta vez lo hizo más pausadamente, alzó la vista y observó el cielo, tan hermosamente constituido, parecía hecho por un ser superior que apreciaba el arte más delicado en todo el mundo. A veces esa chiquilla se sentía mucho más diminuta de lo que era, en esos momentos todo lo que veía a través de sus ojos era infinito.
-¡Cuidado con el tronco!- la aguda voz de la kwami la sacó de sus cavilaciones. Efectivamente había estado a punto de chocar torpemente contra un roble. Dio un largo suspiro por tener a alguien que la acompañara en esos momentos- ¿Qué es eso? ¡Mira!- el ser apuntó a su derecha.
Una cabaña estaba plantada en ese lugar, casi invisible, pues muchas capas de hojas tapaban gran parte del lugar. Estaba hecha de madera añeja y se veía bastante chica. Bridgette no pudo resistir la curiosidad y se aventuró a husmear.
-Este lugar me resulta familiar- comentó Tikki cuando estuvieron en la entrada de la casa. La muchacha abrió la puerta, la cual rechinó vigorosamente.
-No me esperaba verte tan pronto- escuchó la peliazul, la voz provenía desde el interior, que se encontraba completamente a oscuras, le resultó extrañamente familiar. Cuando dio unos pasos hacia adentro se encontró con una habitación sencilla, que poseía escasos muebles. Cuando los ojos se le acostumbraron pudo discernir a la figura sentada a unos metros más adelante. Se quedó congelada cuando reconoció al supuesto hermano del director- Luces sorprendida. Supongo que me recuerdas… Siéntate- indicó una silla a su lado. La muchacha dudó un momento, pero finalmente se decidió a tomar su lugar.
-¿Usted no…?
-Bridgette… tienes muchísimas cosas que aprender, lamento haberte mentido en aquella ocasión, pero simplemente no podía decirte quién era, al igual que ahora no debo contarte todos los secretos que aguardan- la muchacha pestañeó repetidas veces- Sé que estás confundida y que tienes bastantes preguntas…
-¿Por qué está usted…?- la chiquilla se quedó inmóvil, sin capaz de terminar la oración, luego se paró y salió de la estancia, miró el exterior y volvió a entrar- ¿Cómo sabía que yo vendría aquí?
-Tenía una vaga idea- le entregó una plácida sonrisa- las fuerzas del universo a veces actúan de modos que no comprendemos, pero al fin y al cabo están ahí. Es solamente una gran coincidencia.
-Entonces…- se acomodó en su asiento- ¿a qué vine?
-No lo sé, tal vez para aprender un poco acerca de tu poder… ¿Tikki?
La mariquita roja se deslizó por la manga de la muchacha y se alzó entre ambos con su fuerte resplandor rojo.
-¿Qué tal, maestro?- La kwami mostró una alegría incalculable en el rostro- pensé que no lo vería en mucho tiempo- el viejo se arrugó aún más debido a una extraña sonrisa.
-¿Cómo sabía que yo estaría aquí?- repitió la chica, perpleja.
-Bueno, como ya mencioné, hay fuerzas extrañas que interfieren cada día en nuestro que quehacer, como la pequeña criatura que tienes ahí- apuntó a Tikki- Verás, ella es parte de un mundo totalmente nuevo, tú solo has descubierto una pequeña parte de él y no puedo revelarte muchos de tus misterios.
-¿Por qué no?
-Porque, pequeña… tú debes hallarlos por tu cuenta, pues es la única manera de que lo entiendas bien, si te lo explicara en este momento podrías interpretarlo de forma incorrecta... pero para responder tu pregunta inicial voy a darte una pequeña ayuda ¿Has tenido algún sueño extraño últimamente?
-Hmm…- Bridgette buscó entre sus recuerdos y encontró las leves palabras de un ser que hablaba de un mal, recordaba los escalofríos que sentía al escuchar esa voz tan llena de miedo. Luego se remontó al día anterior, en el cual había soñado con un muchacho de cabello castaño que jamás había visto viajando en un tren- Sí, eso creo…
-Pues debes atesorar muy bien esos vistazos. Verás… el poder que rodea a las fuerzas que utilizas son muy reservados y la manera en que representan su energía es en el mundo onírico, es decir, en los sueños.
-¿Eso quiere decir que puedo ver el futuro?- interrogó la de cabellos marinos con los ojos muy abiertos.
-Tal vez, es difícil descifrar el mensaje, pues se encuentra en ocasiones bastante encriptado. Solo puedo decir que me ha llegado a mostrar el pasado, el presente… y a veces el futuro, pero dependerá de la energía errante que te encuentre dormida. Tú eres parte de ese círculo desde que tu destino te colocó en el camino de Ladybug.
La muchacha se quedó pensativa, mirando el suelo. Tenía tanto que meditar, tantas preguntas ¿Cómo elegir cuál de ellas era respondida primero? Se encontraba en un verdadero embrollo mental.
-Antes de que digas cualquier cosa…- agregó el hombre de cabello blanco- debo entregarte un último consejo. El don que te fue entregado (por mí, como habrás deducido) es una de las armas más poderosas del universo. Debes utilizarla para el bien y ayudar a aquellos inocentes cuyas almas son puestas a prueba. Cada vez que el Papillon utilice un akuma para fines malvados tú debes estar allí y detenerlo.
Bridgette asintió.
-¡Ahora vete! Ya he dicho demasiado, además debes volver al bosque ahora mismo- hizo que la adolescente se levantara y luego la empujó hacia la puerta.
-Pero… pero… no sé dónde ir… tiene que ayudarme.
-Allí- el anciano apuntó hacia las constelaciones en cuanto se encontraron fuera de la cabaña- ¿Ves esa estrella? Se llama Ta Shin, síguela y te llevará siempre al norte, así encontraras tu camino de vuelta- No esperó más respuesta y regresó su refugio.
La peliazul se quedó allí, totalmente desconcertada y hecha piedra ¿Qué acababa de ocurrir? Por suerte la kwami volvía a ayudarla a reaccionar. Entonces comenzó a caminar, pues no era necesario preguntar si el viejo la dejaría entrar nuevamente, ya que había dejado muy en claro que debía apartarse de él lo más rápido posible. Fue por esto que comenzó a seguir la estrella con obediencia desmesurada. En ocasiones no lograba vislumbrar con claridad el astro a causa de las ramas altas y le pedía a Tikki la orientación, la cual volaba a las copas de los árboles e indicaba el lugar de Tan Shin.
-¿Bridgette?- escuchó de repente sobresaltada- ¿Estás ahí?
Y por si la velada no estuvo suficientemente llena de sorpresas, aquí se presentaba ante ella la mayor de todas, correctamente vestido y con su seria expresión alumbrando todas las esperanzas de la chica. El solo hecho de tenerlo frente a ella invitaba a venir el desmayo. Sus piernas temblaban, su corazón se encontraba totalmente descontrolado y eso que su cerebro aún no había tenido tiempo para procesar todo lo ocurrido “¡Lo sabía!” Exclamó para sus adentros. Sabía que él no la abandonaría… pero estaba solo. Tal vez él también se había perdido.
-¿Félix?- cacareó a duras penas. Ni siquiera las palabras lograban fluir con normalidad- ¿Qué haces aquí?
-Emmm…- agachó su cabeza nervioso. El corazón de la muchacha dio un vuelco ¿Se había sonrojado?- Vine a buscarte- La Bridgette interior volvió a celebrar, pero esta vez había ponche y globos, muchísimas versiones pequeñas de ella bailaban y hacían sonar cornetas. Pequeños papeles coloridos flotaban por toda su casa mental- Lo que hizo Katrina estuvo mal… No tenía idea de que te dejaría allí para que te perdieras. En cuanto lo supe me rehusé a seguir caminando.
-¡Oh!- exclamó la chiquilla justo antes de dejar escapar una extraña risa nasal- Emmm… gracias…
-No te preocupes, a veces ella puede ser…
-¿Detestable?- añadió con una sonrisa.
-Sí- tuvo que admitir el rubio, entonces realizó el gesto más parecido a una sonrisa que la muchacha había visto atravesar su rostro.

Continuaron su camino hablando de cosas banales, pues la chiquilla tenía problemas para establecer conversación con otros temas, debido a que el muchacho la hacía perderse en los pensamientos más simples. Félix logró contactar algún tipo de rescate mediante su dispositivo móvil y fue así cómo lograron volver a casa.


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