Dio un vistazo hacia atrás y se aseguró de que Katrina no
estaba a la vista, en ese momento se volteó y volvió sobre sus pasos, tal vez
si regresaba de inmediato no se perdería y arruinaría los planes de su
contrincante. Se equivocó. Luego de caminar un rato lo supo, estaba irrevocable
y atrozmente perdida ¿Cómo? Estaba segura de que había pasado por el mismo
lugar en que la habían dejado, eso significaba que la pelirroja se había
movido, lo cual no era tan sorprendente pero… ¿Félix? ¿Le había seguido la corriente?
Todo a su alrededor era igual, los mismos robles, las mismas
raíces, las mismas hojas, los mismos insectos revoloteando. Era imposible
orientarse en ese laberinto ¿Qué le pasaría? ¿Cuánto tiempo sobreviviría? En
cuanto sus padres de dieran cuenta de su desaparición enviarían un equipo de
rescate, pero aquel bosque parecía extenderse hasta el infinito ¿Qué hacer
entonces? Tenía un pequeño tentempié en la mochila, pero probablemente moriría
de frío antes de que cualquier salvamento posara un pie en aquel lugar. Ya
podía sentir la brisa pasando a través de su ropa. Comenzaron a caer lágrimas
de sus ojos y su cabeza dolía, sentía la frustración apoderándose de ella. Finalmente
la habían eliminado, de todas las trastadas que habían hecho contra ella esta
era la definitiva ¿Por qué se merecía tanto odio? Y lo peor de todo ¿Por qué no
se alzó el chico para protegerla? Tal vez él era igual a todos los demás.
-Tenías razón, Tikki- musitó con las gotas de agua inundando
su rostro- Siempre tuviste razón.
El pequeño ser se deslizó por el bolso la chica y se colocó
frente a su portadora mientras levitaba en el aire.
-Bridgette, no te pongas así. No tenías manera de saber que
ella te haría esto- sonrió levemente- Pero para la próxima tienes que
enfrentarla, no puedes hacer todo lo que te diga solo por la presión del grupo.
-No es tan fácil, ella es demasiado poderosa. Puede hacer lo
que quiera conmigo- gimió mientras su llanto se acentuaba- pensé que Félix…
-¡Oye! No importa lo que haga el chico, tú deberías saber
defenderte por ti misma,
-Lo sé, pero… pensé que él era distinto- la pequeña kwami le
limpió las lágrimas de las mejillas- cuando estábamos fuera de la sala del
director él se mostró muy valiente y… él… pensé que le importaba las personas
pero- tragó saliva y frunció el ceño- No importa- negó con la cabeza- No es la
persona que yo creía. Tenemos que salir de aquí ¿Si me conviertes existe alguna
posibilidad?
-No lo sé, Bridgette… esta arboleda parece ser demasiado
grande. Incluso si te transformaras en Ladybug y te alzaras por sobre los
árboles… no creo que lograras orientarte o ver un final.
La muchacha bajó la cabeza con resignación y se apoyó en el
tronco de uno de los cuantos robles que la rodeaban y encerraban. Se tapó la
cara para ocultar su llanto, se sentía demasiado triste para pensar. Su
compañera se posó en su hombro y trató de consolarla. Cuando la peliazul tuvo
el ánimo para levantarse siguieron caminando. Esta vez lo hizo más
pausadamente, alzó la vista y observó el cielo, tan hermosamente constituido,
parecía hecho por un ser superior que apreciaba el arte más delicado en todo el
mundo. A veces esa chiquilla se sentía mucho más diminuta de lo que era, en
esos momentos todo lo que veía a través de sus ojos era infinito.
-¡Cuidado con el tronco!- la aguda voz de la kwami la sacó
de sus cavilaciones. Efectivamente había estado a punto de chocar torpemente
contra un roble. Dio un largo suspiro por tener a alguien que la acompañara en
esos momentos- ¿Qué es eso? ¡Mira!- el ser apuntó a su derecha.
Una cabaña estaba plantada en ese lugar, casi invisible,
pues muchas capas de hojas tapaban gran parte del lugar. Estaba hecha de madera
añeja y se veía bastante chica. Bridgette no pudo resistir la curiosidad y se
aventuró a husmear.
-Este lugar me resulta familiar- comentó Tikki cuando
estuvieron en la entrada de la casa. La muchacha abrió la puerta, la cual
rechinó vigorosamente.
-No me esperaba verte tan pronto- escuchó la peliazul, la
voz provenía desde el interior, que se encontraba completamente a oscuras, le
resultó extrañamente familiar. Cuando dio unos pasos hacia adentro se encontró
con una habitación sencilla, que poseía escasos muebles. Cuando los ojos se le
acostumbraron pudo discernir a la figura sentada a unos metros más adelante. Se
quedó congelada cuando reconoció al supuesto hermano del director- Luces
sorprendida. Supongo que me recuerdas… Siéntate- indicó una silla a su lado. La
muchacha dudó un momento, pero finalmente se decidió a tomar su lugar.
-¿Usted no…?
-Bridgette… tienes muchísimas cosas que aprender, lamento
haberte mentido en aquella ocasión, pero simplemente no podía decirte quién
era, al igual que ahora no debo contarte todos los secretos que aguardan- la
muchacha pestañeó repetidas veces- Sé que estás confundida y que tienes
bastantes preguntas…
-¿Por qué está usted…?- la chiquilla se quedó inmóvil, sin
capaz de terminar la oración, luego se paró y salió de la estancia, miró el
exterior y volvió a entrar- ¿Cómo sabía que yo vendría aquí?
-Tenía una vaga idea- le entregó una plácida sonrisa- las
fuerzas del universo a veces actúan de modos que no comprendemos, pero al fin y
al cabo están ahí. Es solamente una gran coincidencia.
-Entonces…- se acomodó en su asiento- ¿a qué vine?
-No lo sé, tal vez para aprender un poco acerca de tu poder…
¿Tikki?
La mariquita roja se deslizó por la manga de la muchacha y
se alzó entre ambos con su fuerte resplandor rojo.
-¿Qué tal, maestro?- La kwami mostró una alegría
incalculable en el rostro- pensé que no lo vería en mucho tiempo- el viejo se
arrugó aún más debido a una extraña sonrisa.
-¿Cómo sabía que yo estaría aquí?- repitió la chica,
perpleja.
-Bueno, como ya mencioné, hay fuerzas extrañas que
interfieren cada día en nuestro que quehacer, como la pequeña criatura que
tienes ahí- apuntó a Tikki- Verás, ella es parte de un mundo totalmente nuevo,
tú solo has descubierto una pequeña parte de él y no puedo revelarte muchos de
tus misterios.
-¿Por qué no?
-Porque, pequeña… tú debes hallarlos por tu cuenta, pues es
la única manera de que lo entiendas bien, si te lo explicara en este momento
podrías interpretarlo de forma incorrecta... pero para responder tu pregunta
inicial voy a darte una pequeña ayuda ¿Has tenido algún sueño extraño
últimamente?
-Hmm…- Bridgette buscó entre sus recuerdos y encontró las
leves palabras de un ser que hablaba de un mal, recordaba los escalofríos que
sentía al escuchar esa voz tan llena de miedo. Luego se remontó al día
anterior, en el cual había soñado con un muchacho de cabello castaño que jamás
había visto viajando en un tren- Sí, eso creo…
-Pues debes atesorar muy bien esos vistazos. Verás… el poder
que rodea a las fuerzas que utilizas son muy reservados y la manera en que
representan su energía es en el mundo onírico, es decir, en los sueños.
-¿Eso quiere decir que puedo ver el futuro?- interrogó la de
cabellos marinos con los ojos muy abiertos.
-Tal vez, es difícil descifrar el mensaje, pues se encuentra
en ocasiones bastante encriptado. Solo puedo decir que me ha llegado a mostrar
el pasado, el presente… y a veces el futuro, pero dependerá de la energía
errante que te encuentre dormida. Tú eres parte de ese círculo desde que tu
destino te colocó en el camino de Ladybug.
La muchacha se quedó pensativa, mirando el suelo. Tenía
tanto que meditar, tantas preguntas ¿Cómo elegir cuál de ellas era respondida
primero? Se encontraba en un verdadero embrollo mental.
-Antes de que digas cualquier cosa…- agregó el hombre de
cabello blanco- debo entregarte un último consejo. El don que te fue entregado
(por mí, como habrás deducido) es una de las armas más poderosas del universo.
Debes utilizarla para el bien y ayudar a aquellos inocentes cuyas almas son
puestas a prueba. Cada vez que el Papillon utilice un akuma para fines malvados
tú debes estar allí y detenerlo.
Bridgette asintió.
-¡Ahora vete! Ya he dicho demasiado, además debes volver al
bosque ahora mismo- hizo que la adolescente se levantara y luego la empujó
hacia la puerta.
-Pero… pero… no sé dónde ir… tiene que ayudarme.
-Allí- el anciano apuntó hacia las constelaciones en cuanto
se encontraron fuera de la cabaña- ¿Ves esa estrella? Se llama Ta Shin, síguela y te llevará siempre al
norte, así encontraras tu camino de vuelta- No esperó más respuesta y regresó
su refugio.
La peliazul se quedó allí, totalmente desconcertada y hecha
piedra ¿Qué acababa de ocurrir? Por suerte la kwami volvía a ayudarla a reaccionar.
Entonces comenzó a caminar, pues no era necesario preguntar si el viejo la
dejaría entrar nuevamente, ya que había dejado muy en claro que debía apartarse
de él lo más rápido posible. Fue por esto que comenzó a seguir la estrella con
obediencia desmesurada. En ocasiones no lograba vislumbrar con claridad el
astro a causa de las ramas altas y le pedía a Tikki la orientación, la cual
volaba a las copas de los árboles e indicaba el lugar de Tan Shin.
-¿Bridgette?- escuchó de repente sobresaltada- ¿Estás ahí?
Y por si la velada no estuvo suficientemente llena de
sorpresas, aquí se presentaba ante ella la mayor de todas, correctamente
vestido y con su seria expresión alumbrando todas las esperanzas de la chica.
El solo hecho de tenerlo frente a ella invitaba a venir el desmayo. Sus piernas
temblaban, su corazón se encontraba totalmente descontrolado y eso que su
cerebro aún no había tenido tiempo para procesar todo lo ocurrido “¡Lo sabía!”
Exclamó para sus adentros. Sabía que él no la abandonaría… pero estaba solo.
Tal vez él también se había perdido.
-¿Félix?- cacareó a duras penas. Ni siquiera las palabras
lograban fluir con normalidad- ¿Qué haces aquí?
-Emmm…- agachó su cabeza nervioso. El corazón de la muchacha
dio un vuelco ¿Se había sonrojado?- Vine a buscarte- La Bridgette interior
volvió a celebrar, pero esta vez había ponche y globos, muchísimas versiones
pequeñas de ella bailaban y hacían sonar cornetas. Pequeños papeles coloridos
flotaban por toda su casa mental- Lo que hizo Katrina estuvo mal… No tenía idea
de que te dejaría allí para que te perdieras. En cuanto lo supe me rehusé a
seguir caminando.
-¡Oh!- exclamó la chiquilla justo antes de dejar escapar una
extraña risa nasal- Emmm… gracias…
-No te preocupes, a veces ella puede ser…
-¿Detestable?- añadió con una sonrisa.
-Sí- tuvo que admitir el rubio, entonces realizó el gesto
más parecido a una sonrisa que la muchacha había visto atravesar su rostro.
Continuaron su camino hablando de cosas banales, pues la
chiquilla tenía problemas para establecer conversación con otros temas, debido
a que el muchacho la hacía perderse en los pensamientos más simples. Félix
logró contactar algún tipo de rescate mediante su dispositivo móvil y fue así
cómo lograron volver a casa.
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