miércoles, 17 de agosto de 2016

Alturas Misteriosas. Capítulo 4: El Bosque (Parte 1)

Bridgette no paraba de mirar a través de los cristales, habían demasiados enredos en su cabeza como para concentrarse en lo que tenía que hacer: llegar al salón de clases. Tal vez si las nubes se disiparan, tal vez si el sol tuviera el decoro de salir ella podría finalmente ordenar sus ideas, pero ni siquiera el clima se ponía de su lado. El rostro de la contemplativa muchacha reflejaba una suave ensoñación. Parecía tan tranquila, rozando lo flemático, sus ojos se encontraban caídos parcialmente. Cualquiera hubiera pensado que estaba a punto de quedarse dormida. Solo había una persona que tenía la capacidad de extraerla de su sopor. Tal vez si él no hubiera atravesado ese pasillo en ese preciso momento ella seguiría allí, contemplando la verde frondosidad del jardín de la escuela. Pero su vista periférica captó la tela del oscuro traje del chico rubio que tanto la obsesionaba y Félix pasó por su lado en su camino a la sala sin siquiera notar su sosegada presencia. La peli azul pestañeó repetidas veces mientras el pasillo de la escuela volvía a adquirir color. El muchacho iba en la misma clase de ella, lo había descubierto hace unos días, pero no tenía el coraje para acercarse ni para establecer algún tipo de comunicación con él, no porque ella fuera tímida, sino porque nunca sabía qué decir y cada vez que tenía intenciones de caminar hacia él su estúpido cuerpo la colocaba tiritona y le otorgaba inoportunos problemas para respirar. En cuanto lo perdió de vista comenzó a caminar detrás de él. No tenía ninguna idea de la hora, pues hace unos días había tirado su móvil accidentalmente.
La profesora de Química no tenía la misma amabilidad de los otros profesores, solía ser un poco más estricta y a veces malhumorada, por lo que cuando descubrió a ambos muchachos llegando tarde no tuvo otra resolución más que de amonestarlos en cuanto cruzaron la puerta. El estudiante se mostró indiferente al ver a Bridgette llegar detrás de él y resulto tremendamente respetuoso mientras escuchaba a la profesora. La adolescente de piel clara tragó saliva y se dirigió a su puesto cuando la maestra detuvo su latosa charla.
-Como iba diciendo antes de la interrupción… - La señorita Caroline tenía una voz relativamente grave y no resultaba molesta al oído, pero podía serlo cuando tenía palabras venenosas- Tendrán que hacer un trabajo en grupos, la temática central son los electrones de valencia…- la profesora siguió hablando, mas la chiquilla que se sentaba en la parte posterior volvía a tener la cabeza en las nubes ¿Quién había decidido colocarla detrás de Félix? Tampoco se encontraba tan cercana a él, pero desde aquella posición tenía al muchacho dentro de su campo de visión y había resultado imposible concentrarse con esa gigantesca distracción, apenas notaba cuando su mente ya estaba divagando en torno a fantasías rosas y hermosas tardes de verano. Por supuesto también tenía la desgracia de sentarse justamente a la espalda de Katrina, la muchacha de cabello rojizo que tenía la costumbre de portarse como bravucona- … los grupos los elegiré yo y tienen hasta la próxima semana para terminarlo- luego la maestra de cabellos negros tomó la lista con los nombres de los estudiantes y comenzó a elegir, agrupaba en torno a cinco personas en cada caso- Bridgette….- la muchacha alzó la vista- con Sergio, Pete, Katrina- sintió cómo un repentino escalofrío recorría todo su cuerpo mientras pronunciaba aquellas vocales- Y… Félix- desde su corazón comenzó a expandirse una ola de calor y pronto cubrió todo su cuerpo hasta ruborizarle las mejillas. Tal vez el universo sí era justo al fin y al cabo, aunque aquello también tenía sus grandes inconvenientes, pues Katrina también parecía tener una fijación en el nuevo estudiante, ya que en numerosas ocasiones se le había aparecido a un lado y habían intercambiado palabras, aunque, por supuesto, Félix se mostraba frío y distante.
Terminó la clase y Katrina llamó a todos los participantes del grupo para que discutieran sobre la tarea, Bridgette no tuvo más remedio que acudir. La pelirroja tenía una gran sonrisa en el rostro y comenzó con el discurso en cuánto los demás integrantes se colocaran a su alrededor.
-¡Hola! Como sabrán el proyecto debe entregarse la próxima semana, por lo que propongo juntarnos el sábado para hablar del modelo que realizaremos- muchos de mis compañeros asintieron, pero nuestra protagonista sabía que era una pésima idea, ella hubiera pensado en acordar el proyecto en ese mismo momento para trabajar en él algún día del fin de semana. La idea de Katrina solo conllevaba un gran tiempo muerto en el cual seguramente terminaran haciendo cualquier cosa menos tarea, pero no tenía la autoridad para negarse. Félix se mantuvo inmóvil- Muy bien, entonces nos vemos en la torre Eiffel.

-¿Estás segura de que es una buena idea? Ella no es una chica particularmente amable… ¿Cómo sabes que no intentará ninguna pillería contra ti?- preguntó tikki con genuina preocupación, desde que Bridgette usaba su Miraculous había disfrutado de su compañía y ya se podían considerar amigas.
-Entiendo a lo que te refieres, pero ¿Qué puedo hacer? Si no asisto va a tener una excusa para que la profesora me repruebe, además… Félix estará allí, él no la dejará molestarme.
-¿Cómo puedes estar tan segura?
-Desde que él está aquí ella no ha intentado incordiarme, parece ser que no quiere actuar como una idiota a su lado- era cierto, desde hace un par de días parecía una estudiante regular, pero no sabía cuánto soportaría reprimir a su matona interior.
 La muchacha de cabellos marinos se encontraba en el transporte público lo suficientemente alejada de los demás pasajeros para tener libertad de hablar con su kwami. Eran pasadas las tres de la tarde y su madre había tenido la consideración de hacerle un sándwich en caso de se quedara afuera hasta muy tarde. En cuanto vislumbro el campo Marte se levantó y se aventuró a lo desconocido. Frente al monumento encontró a la pelirroja con los demás. Algunos de los chicos que estaban allí se quejaron de su tardanza, aunque ella había llegado justo a tiempo. No tenía un coche particular como los demás.
Katrina les mostró una lujosa limosina para que se transportaran a un lugar más tranquilo. Todos sabían que ella provenía de una familia con bastantes recursos, seguramente nunca se preocupó por el dinero y pasó toda su vida siendo consentida ante cualquier pequeño capricho. Era difícil empatizar con alguien sí.
La dueña del carro se sentó en la parte delantera y le indicó a Félix que hiciera lo mismo. Bridgette sintió una leve molestia, mas no tenía ninguna excusa convincente para quejarse. Luego de que los demás subieran ella quedó sola en la parte trasera de vehículo. Se mantuvo quieta y callada por una gran parte del trayecto. Luego de media hora comenzó a moverse intranquila en su asiento y al pasar una hora Sergio abrió la boca:
-¿Adónde vamos?
-Bueno… estaba pensando ¿Por qué no pasar a algún lugar donde podremos estar solos y divertirnos? Entonces le dije al chofer que nos llevara a un lugar al que me gusta ir.
Todos se quedaron en silencio. La pelizul sintió cómo le faltaba el aire. Tikki tenía razón, siempre la tuvo ¿Por qué tenía que ser tan testaruda? Ahora la pelirroja se aprovecharía de ella en cuanto estuvieran lejos de cualquier salida. Tragó saliva ¿Qué tan lejos podía llegar?
-Pensé que haríamos el proyecto- la voz de Félix rompió el silencio y Bridgette alzó la vista con esperanza, él era su salvación. Incluso si la otra tenía listas travesuras contra ella, él nunca permitiría que le hicieran daño.
-Lo sé, lo siento, cariño- la chica adinerada hizo un puchero- Pero en cuanto nos desocupemos lo haremos, en serio. No te preocupes, llegaremos luego.
Lo cual era una completa mentira. Pasó más de una hora antes de que llegaran a un terreno forestal extremadamente alejado de la ciudad. La visión de casas solitarias alejadas de la civilización se había visto interrumpida una gran mezcla de marrón y verde, los innumerables robles se apoderaron del paisaje con ápice de elegancia y naturalidad. El sol descendía cansado por el horizonte, abandonando a la pobre Bridgette. “El cielo no está de mi lado” pensó con disgusto.
Finalmente Katrina le indicó al conductor que aparcara el vehículo a un lado de la arboleda. Apearon en ese lugar, pero no se veía camino alguno ni señal de intervención humana ¿Acaso el plan era introducirse en plena naturaleza? Eso no se veía bien desde ningún ángulo, en especial para una persona sin celular, “pero él está aquí, él está aquí” se repitió la muchacha en su cabeza.

-¡Apresúrate raptor!- gritó desde la parte de adelante, la chica de cabellos azules tenía problemas para hacerse paso entre las raíces y los azarosos relieves que amenazaban con hacerla caer de bruces. Al contrario de lo que ella había pensado, Katrina había resultado igual de molesta que siempre. Félix se mantenía imperturbable, frío, su rostro solo reflejaba disgusto de vez en cuando por la situación que estaba viviendo, él claramente no tenía ningún interés de seguir las órdenes de la pelirroja como lo hacían los demás que parecían marionetas de la chica- ¡Mírenla, es tan torpe!
La oscuridad casi penetraba por completo en ese paraje espeso, los árboles prácticamente estaban teñidos de un gris oscuro. Sonaba como un mal momento para perderse, por lo que la chiquilla apresuró el paso.
-¡¿Escuchaste eso?!- exclamó la pelirroja de la nada- Sí que fue extraño ¡Alguien debería ir a investigar!- se volteó y miró a la criatura que iba en la retaguardia- ¡Bridgette! ¿Por qué no vas a averiguarlo?- alzó la ceja con un aire de superioridad. La peliazul se quedó congelada ¡No podía ser cierto!- Creo que deberías echar un vistazo. No te preocupes, no nos iremos de aquí, puedes ir y volver- sonrió. La propuesta era estúpida, obviamente se perdería, pero nadie se alzó en su contra- ¿Qué estás esperando?

Entonces, resignada a su destino, la pobre muchacha dio un último vistazo al rubio de sus sueños y se adentró en la negrura.


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