Bridgette
no paraba de mirar a través de los cristales, habían demasiados enredos en su
cabeza como para concentrarse en lo que tenía que hacer: llegar al salón de
clases. Tal vez si las nubes se disiparan, tal vez si el sol tuviera el decoro
de salir ella podría finalmente ordenar sus ideas, pero ni siquiera el clima se
ponía de su lado. El rostro de la contemplativa muchacha reflejaba una suave
ensoñación. Parecía tan tranquila, rozando lo flemático, sus ojos se
encontraban caídos parcialmente. Cualquiera hubiera pensado que estaba a punto
de quedarse dormida. Solo había una persona que tenía la capacidad de extraerla
de su sopor. Tal vez si él no hubiera atravesado ese pasillo en ese preciso
momento ella seguiría allí, contemplando la verde frondosidad del jardín de la
escuela. Pero su vista periférica captó la tela del oscuro traje del chico
rubio que tanto la obsesionaba y Félix pasó por su lado en su camino a la sala
sin siquiera notar su sosegada presencia. La peli azul pestañeó repetidas veces
mientras el pasillo de la escuela volvía a adquirir color. El muchacho iba en
la misma clase de ella, lo había descubierto hace unos días, pero no tenía el
coraje para acercarse ni para establecer algún tipo de comunicación con él, no
porque ella fuera tímida, sino porque nunca sabía qué decir y cada vez que
tenía intenciones de caminar hacia él su estúpido cuerpo la colocaba tiritona y
le otorgaba inoportunos problemas para respirar. En cuanto lo perdió de vista
comenzó a caminar detrás de él. No tenía ninguna idea de la hora, pues hace
unos días había tirado su móvil accidentalmente.
La
profesora de Química no tenía la misma amabilidad de los otros profesores,
solía ser un poco más estricta y a veces malhumorada, por lo que cuando
descubrió a ambos muchachos llegando tarde no tuvo otra resolución más que de
amonestarlos en cuanto cruzaron la puerta. El estudiante se mostró indiferente
al ver a Bridgette llegar detrás de él y resulto tremendamente respetuoso
mientras escuchaba a la profesora. La adolescente de piel clara tragó saliva y
se dirigió a su puesto cuando la maestra detuvo su latosa charla.
-Como iba
diciendo antes de la interrupción… - La señorita Caroline tenía una voz
relativamente grave y no resultaba molesta al oído, pero podía serlo cuando
tenía palabras venenosas- Tendrán que hacer un trabajo en grupos, la temática
central son los electrones de valencia…- la profesora siguió hablando, mas la
chiquilla que se sentaba en la parte posterior volvía a tener la cabeza en las
nubes ¿Quién había decidido colocarla detrás de Félix? Tampoco se encontraba
tan cercana a él, pero desde aquella posición tenía al muchacho dentro de su
campo de visión y había resultado imposible concentrarse con esa gigantesca
distracción, apenas notaba cuando su mente ya estaba divagando en torno a
fantasías rosas y hermosas tardes de verano. Por supuesto también tenía la
desgracia de sentarse justamente a la espalda de Katrina, la muchacha de
cabello rojizo que tenía la costumbre de portarse como bravucona- … los grupos
los elegiré yo y tienen hasta la próxima semana para terminarlo- luego la
maestra de cabellos negros tomó la lista con los nombres de los estudiantes y
comenzó a elegir, agrupaba en torno a cinco personas en cada caso- Bridgette….-
la muchacha alzó la vista- con Sergio, Pete, Katrina- sintió cómo un repentino
escalofrío recorría todo su cuerpo mientras pronunciaba aquellas vocales- Y…
Félix- desde su corazón comenzó a expandirse una ola de calor y pronto cubrió
todo su cuerpo hasta ruborizarle las mejillas. Tal vez el universo sí era justo
al fin y al cabo, aunque aquello también tenía sus grandes inconvenientes, pues
Katrina también parecía tener una fijación en el nuevo estudiante, ya que en
numerosas ocasiones se le había aparecido a un lado y habían intercambiado
palabras, aunque, por supuesto, Félix se mostraba frío y distante.
Terminó la
clase y Katrina llamó a todos los participantes del grupo para que discutieran
sobre la tarea, Bridgette no tuvo más remedio que acudir. La pelirroja tenía
una gran sonrisa en el rostro y comenzó con el discurso en cuánto los demás
integrantes se colocaran a su alrededor.
-¡Hola!
Como sabrán el proyecto debe entregarse la próxima semana, por lo que propongo
juntarnos el sábado para hablar del modelo que realizaremos- muchos de mis
compañeros asintieron, pero nuestra protagonista sabía que era una pésima idea,
ella hubiera pensado en acordar el proyecto en ese mismo momento para trabajar
en él algún día del fin de semana. La idea de Katrina solo conllevaba un gran
tiempo muerto en el cual seguramente terminaran haciendo cualquier cosa menos
tarea, pero no tenía la autoridad para negarse. Félix se mantuvo inmóvil- Muy
bien, entonces nos vemos en la torre Eiffel.
-¿Estás
segura de que es una buena idea? Ella no es una chica particularmente amable…
¿Cómo sabes que no intentará ninguna pillería contra ti?- preguntó tikki con
genuina preocupación, desde que Bridgette usaba su Miraculous había disfrutado
de su compañía y ya se podían considerar amigas.
-Entiendo a
lo que te refieres, pero ¿Qué puedo hacer? Si no asisto va a tener una excusa
para que la profesora me repruebe, además… Félix estará allí, él no la dejará
molestarme.
-¿Cómo
puedes estar tan segura?
-Desde que
él está aquí ella no ha intentado incordiarme, parece ser que no quiere actuar
como una idiota a su lado- era cierto, desde hace un par de días parecía una
estudiante regular, pero no sabía cuánto soportaría reprimir a su matona
interior.
La muchacha de cabellos marinos se encontraba
en el transporte público lo suficientemente alejada de los demás pasajeros para
tener libertad de hablar con su kwami. Eran pasadas las tres de la tarde y su
madre había tenido la consideración de hacerle un sándwich en caso de se
quedara afuera hasta muy tarde. En cuanto vislumbro el campo Marte se levantó y
se aventuró a lo desconocido. Frente al monumento encontró a la pelirroja con
los demás. Algunos de los chicos que estaban allí se quejaron de su tardanza,
aunque ella había llegado justo a tiempo. No tenía un coche particular como los
demás.
Katrina les
mostró una lujosa limosina para que se transportaran a un lugar más tranquilo. Todos
sabían que ella provenía de una familia con bastantes recursos, seguramente
nunca se preocupó por el dinero y pasó toda su vida siendo consentida ante cualquier
pequeño capricho. Era difícil empatizar con alguien sí.
La dueña
del carro se sentó en la parte delantera y le indicó a Félix que hiciera lo
mismo. Bridgette sintió una leve molestia, mas no tenía ninguna excusa
convincente para quejarse. Luego de que los demás subieran ella quedó sola en
la parte trasera de vehículo. Se mantuvo quieta y callada por una gran parte
del trayecto. Luego de media hora comenzó a moverse intranquila en su asiento y
al pasar una hora Sergio abrió la boca:
-¿Adónde
vamos?
-Bueno…
estaba pensando ¿Por qué no pasar a algún lugar donde podremos estar solos y
divertirnos? Entonces le dije al chofer que nos llevara a un lugar al que me
gusta ir.
Todos se
quedaron en silencio. La pelizul sintió cómo le faltaba el aire. Tikki tenía
razón, siempre la tuvo ¿Por qué tenía que ser tan testaruda? Ahora la pelirroja
se aprovecharía de ella en cuanto estuvieran lejos de cualquier salida. Tragó
saliva ¿Qué tan lejos podía llegar?
-Pensé que
haríamos el proyecto- la voz de Félix rompió el silencio y Bridgette alzó la
vista con esperanza, él era su salvación. Incluso si la otra tenía listas
travesuras contra ella, él nunca permitiría que le hicieran daño.
-Lo sé, lo
siento, cariño- la chica adinerada hizo un puchero- Pero en cuanto nos desocupemos
lo haremos, en serio. No te preocupes, llegaremos luego.
Lo cual era
una completa mentira. Pasó más de una hora antes de que llegaran a un terreno
forestal extremadamente alejado de la ciudad. La visión de casas solitarias
alejadas de la civilización se había visto interrumpida una gran mezcla de
marrón y verde, los innumerables robles se apoderaron del paisaje con ápice de
elegancia y naturalidad. El sol descendía cansado por el horizonte, abandonando
a la pobre Bridgette. “El cielo no está de mi lado” pensó con disgusto.
Finalmente
Katrina le indicó al conductor que aparcara el vehículo a un lado de la
arboleda. Apearon en ese lugar, pero no se veía camino alguno ni señal de intervención
humana ¿Acaso el plan era introducirse en plena naturaleza? Eso no se veía bien
desde ningún ángulo, en especial para una persona sin celular, “pero él está
aquí, él está aquí” se repitió la muchacha en su cabeza.
-¡Apresúrate
raptor!- gritó desde la parte de adelante, la chica de cabellos azules tenía
problemas para hacerse paso entre las raíces y los azarosos relieves que
amenazaban con hacerla caer de bruces. Al contrario de lo que ella había
pensado, Katrina había resultado igual de molesta que siempre. Félix se
mantenía imperturbable, frío, su rostro solo reflejaba disgusto de vez en
cuando por la situación que estaba viviendo, él claramente no tenía ningún
interés de seguir las órdenes de la pelirroja como lo hacían los demás que
parecían marionetas de la chica- ¡Mírenla, es tan torpe!
La
oscuridad casi penetraba por completo en ese paraje espeso, los árboles
prácticamente estaban teñidos de un gris oscuro. Sonaba como un mal momento
para perderse, por lo que la chiquilla apresuró el paso.
-¡¿Escuchaste
eso?!- exclamó la pelirroja de la nada- Sí que fue extraño ¡Alguien debería ir
a investigar!- se volteó y miró a la criatura que iba en la retaguardia-
¡Bridgette! ¿Por qué no vas a averiguarlo?- alzó la ceja con un aire de
superioridad. La peliazul se quedó congelada ¡No podía ser cierto!- Creo que
deberías echar un vistazo. No te preocupes, no nos iremos de aquí, puedes ir y
volver- sonrió. La propuesta era estúpida, obviamente se perdería, pero nadie
se alzó en su contra- ¿Qué estás esperando?
Entonces,
resignada a su destino, la pobre muchacha dio un último vistazo al rubio de sus
sueños y se adentró en la negrura.
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